Educación y protección es lo que -generalmente- hallamos en el seno del hogar, donde los lazos consanguíneos se vuelven lazos de amor, incluso antes del nacimiento; pero cuando alguna situación impide a las familias santiagueras cuidar de las personas con discapacidad intelectual, el Centro Médico Psicopedagógico América Labadí Arce se convierte en la mejor opción para ofrecer una vida digna a quienes tienen esta condición.
Estremece ver a los beneficiarios de esta institución. Son 126 internos y 65 seminternos: niños, jóvenes y ancianos con retraso mental severo -algunos postrados o con afectaciones de la motricidad- que no clasifican en el nivel educacional especial. Para quien los visita por primera vez resulta inevitable la tristeza y la compasión; dos sentimientos que se disipan ante su alegría, las evidencias de aprendizaje y el cariño con que se les trata en la institución.
Hasta ese centro, único de su tipo en la provincia, llegó un equipo de Sierra Maestra para conocer la encomiable labor de prevención que ha realizado el colectivo en aras de proteger a los más vulnerables durante la contingencia epidemiológica que generó el nuevo coronavirus en el país.
A partir de las indicaciones del Ministerio de Salud y de las autoridades sanitarias locales, el 20 de abril último el “América Labadí” inició el régimen de cuarentena parcial, que ha permitido preservar el bienestar de quienes viven o laboran allí. El hecho de no haber tenido casos sospechosos ni confirmados de la Covid-19, habla del rigor y la profesionalidad del personal de esa institución.
“Desde el primer momento adoptamos las medidas higiénico sanitarias como el lavado y desinfección de las manos y el calzado a la entrada del Centro, la limpieza de superficies con sustancias detersivas y desinfectantes, la suspensión de visitas y la vigilancia para detectar precozmente síntomas respiratorios tanto en el personal médico y no médico, como en los internos.
“Con la cuarentena parcial intensificamos esta labor. Se suspendió la asistencia de los seminternos y estructuramos brigadas de entre 40 y 50 trabajadores imprescindibles para mantener los servicios, que permanecen en el centro durante 14 días. A cada grupo, antes de entrar, se le realiza el test rápido. Además, tanto a trabajadores como a residentes se les hace la pesquisa diaria, que incluye la toma de temperatura tres veces al día”, explicó la doctora Odalis Tablada Tablada, directora de la institución.
La prevención de la Covid-19 ha impuesto cambios: se reorganizaron las áreas para mantener la distancia de un metro entre las camas y las mesas del comedor; se limitó el acceso de los internos al lobby y a otros espacios; se acondicionó una sala de aislamiento para los que presenten síntomas respiratorios y sean remitidos al hospital; y se suspendieron las actividades educativas de defectología y logopedia.
La aplicación de fármacos que estimulan el sistema inmunológico es otra de las acciones preventivas. El “América Labadí” fue uno de los primeros centros de salud donde se aplicó el complejo homeopático PrevengHo Vir a todos los trabajadores, residentes y seminternos. Además, a los cuatro residentes mayores de 60 años se les administró la Biomodulina-T durante 12 semanas.
Según Tablada, a pesar de las difíciles condiciones económicas y la carencia de medicamentos que atraviesa el país, se garantizan las medicinas necesarias para tratar patologías crónicas como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el asma y la epilepsia, que padecen algunos residentes; así como antibióticos y otros fármacos para las afecciones frecuentes en este grupo de personas.
“La dieta balanceada también forma parte del tratamiento de enfermedades crónicas no transmisibles, y asegura un buen estado de salud. Aquí no han fallado los suministros de lácteos, cárnicos, frutas, vegetales, viandas, granos, pastas y demás alimentos. Incluso hemos recibido jugos de frutas donados por un productor de Contramaestre”, afirmó la directiva.
Las enseñanzas adquiridas en el enfrentamiento a la Covid-19 continuarán aplicándose en la institución. A decir de la doctora Marta Matamoros Salinas, las prácticas higiénicas implementadas han tenido un impacto muy positivo en el bienestar de los internos.
“Hemos observado una disminución importante de las infecciones respiratorias agudas, que eran muy frecuentes aquí; de ahí la importancia de mantener el lavado de las manos de todo el personal cada dos horas; desinfectar superficies con hipoclorito de sodio y velar por el uso correcto y cambio del nasobuco; no solo para prevenir la Covid-19 sino para protegerlos de otras enfermedades infecciosas”, apuntó.
“Una obra de infinito amor” es la frase perfecta para calificar lo que logra el colectivo integrado por médicos, enfermeras, defectólogos, terapeutas ocupacionales, podólogos, un barbero, asistentes de enfermería, pantristas, cocineros y auxiliares generales del “América Labadí”.
Sobre ellos recae la responsabilidad de que 191 personas -incluyendo a 65 seminternos- disfruten de un centro higiénico, ordenado y bello en el que reciben atención de logopedia y defectología; realizan actividades físicas como la gimnasia con pelotas y terapia ocupacional; a los postrados se les hace rehabilitación respiratoria; a todos se les da terapia recreativa con música y los que pueden hacer actividades prelaborales ayudan a limpiar las mesas del comedor, o colaboran en el almacén.
No solo es cuestión de mantenerlos limpios, saludables, bien nutridos y de ofrecerles la oportunidad de divertirse y desarrollar habilidades para la vida como bañarse, vestirse, calzarse y alimentarse -por ejemplo. Se trata, sobre todo, de preservar su derecho, como seres humanos, al respeto, al amor y a la dignidad. Allí, donde todos cuentan, y el humanismo de la Revolución se traduce en la protección a los más vulnerables, tiene Santiago de Cuba uno de sus más preciados tesoros.
Fuente: Periódico Sierra Maestra