Por:
Foto: Internet
“Hay todavía quienes a pesar de los resultados cuestionan la medicina verde, llamada también tradicional. Es un medio para paliar carencias, aunque va mucho más allá. Es una respuesta al bloqueo. En otras áreas el bloqueo afecta, pero en los medicamentos es una política criminal: de modo que la medicina verde se convierte en una alternativa”, dice Guilberto Carrasco Nariño.
Cuando usted llega a su casa la puerta abierta invita. En el primer piso hay yerbas de todo tipo, en el segundo; en la sala, hay una foto, un diploma. Tiene la imagen de Fidel Castro, debajo de la foto está un texto brevísimo que dice textualmente: “Medicina natural y tradicional cubana. Carrasco desarróllame eso”, y luego la firma del Líder Histórico de la Revolución Cubana. Carrasco no es amigo de los diplomas, ni de los halagos. Pero, este es diferente, es sagrado.
Vive en el Reparto Portuondo, unbarrio humilde, de gente buena, en Santiago de Cuba. Se licenció en Biología en la Universidad de la Habana hace unos cuantos años. Pone su saber al servicio de los demás que es como decir al servicio de la vida. Atiende a los visitantes con amabilidad, a cualquier hora, receta y aconseja. No pide dinero. Los agradecidos siempre dejan algo, pero eso no es lo importante. Dice cosas hermosas yle place reproducirlas.
Está muy claro de su misión: “La cultura médica cubana debe participar en el desarrollo de la cubanía. Si no preservamos nuestra formas de hacer perdemos la cubanía”. Me presta el diploma para que lo fotocopie: “Ten cuidado, éste reproduce una petición del Comandante”, dice, y se vuelve hacia la puerta donde un paciente aguarda. Lo invita a pasar y yo espero. Mientras él trabaja organizo algunas notas.
Nuestro botánico piensa en la medicina verde como una cultura revolucionaria, porque contribuye a mejorar el déficit de medicamentos y este problemaafecta a Cuba y a otros países. “Hay que aprovechar las tradiciones que existen en nuestros pueblos respecto a la medicina natural. Cuántasvidas podrían salvarse o mejorarse. La medicina verde no es solo una opción por su menor costo y por su accesibilidad,sino porque a diferencia de varios medicamentos, cuando se utiliza bien no tienecontraindicaciones. Hay que fomentarla especialmente en los paísesbloqueados”.
Guilberto Carrasco es persona humilde, pero al retornar se vuelve pretencioso y no solo responde a mis preguntas, sino que me dice el título que debe llevar este trabajo: “Medicina verde: visión futurista del Comandante en Jefe”. Me desarma la facilidad con que propone el titular y acato la sugerencia: lo ayudo a subrayar su protagonismo, en fin de cuentas él es quien importa: en estos casos el periodista es un traductor. “Lo importante es el país, máxime cuando estamos claros de que aquí no se rinde nadie “, sentencia.
Lleva más de 40 años en sus desvelos; curar personas a partir de la medicina verde le viene de una tradición familiar centenaria. No importa si tienen dinero o no, incluso no importa si agradecen. Propone sus recetas, no las impone: ofrece sus argumentos, apela a la vasta experiencia del dialogo con las plantas. Mezcla ciencia, historia, sabiduría y persuasión. Sabe que hay muchos valores terapéuticos en la medicina verde y los alienta: “la medicina natural es un arma médica y social”.
Este sanador cubano acumula varios méritos científicos. Participó en tres eventos internacionales relevantes: el Congreso internacional de Parapsicología, celebrado en La Habana (2003), el Congreso internacional de sanadores del mundo, efectuado en Basel, Suiza (1996) y el XVIII Congreso Italo-latinoamericano de Etnomedicina de La Habana (2009). El Centro Juan Marinello le otorgó el reconocimiento especial “Memoria viva 2007”, en la categoría de Preservación de Tradiciones.
En la actualidad gestiona la publicación en Internet de un texto dirigido a personas interesadas por incrementar el conocimiento de las enfermedades que la medicina natural puede afrontar con éxito a partir de una concepción integral u holística de su tratamiento. No habla de países, sino de personas. Su filosofía como sanador es tan sencilla como profunda. Me mira y reitera: “La medicina verde cubana tiene que ser tan revolucionaria como la propia Revolución”