Luego de muchos meses luchando sin descanso contra una pandemia letal, por fin llega a nuestra vida la ansiada normalidad, que ya ni es tan nueva ni es tan normal, porque la Covid 19 nos ha marcado definitivamente.
Las vacunas cubanas han sido la causa principal de esta recuperación paulatina que ha posibilitado que regresen nuestros niños a sus círculos y escuelas, los padres y familiares continúen con sus quehaceres laborales y hogareños, y que los sueños y metas que se habían puesto en pausa se renueven con más fuerza…
Sin embargo, dos elementos van de la mano para mantener el control de la situación epidemiológica en el territorio santiaguero: la responsabilidad y el autocuidado. Está muy claro: ahora depende de cada quien.
Como expresa el eslogan de la campaña de Prosalud en nuestra provincia: “Vamos a ponernos pa´ la cosa”. Todavía no es tiempo de andar sin el nasobuco ni de estrechar manos ni de repartir besos, y mucho menos de descuidar el distanciamiento físico.
Sé que nos cuesta establecer el metro mínimo de distancia, sobre todo porque las colas cada día son más frecuentes (y necesarias) para poder adquirir algún producto; también tenemos conciencia de que el transporte público no da a basto y por lo general, si se quiere llegar al destino, hay que viajar en cuadro apretado.
Pero todavía hay medidas que están dispuestas y hay que cumplirlas, no solo porque contribuyen al orden, sino porque su fin inmediato es proteger la salud de todos.
Fue demasiado el tiempo añorando este reinicio de las actividades cotidianas, y sobre todo del curso escolar; pero ojo, muchos pequeños van y regresan solos de sus centros escolares, bien por la cercanía a sus hogares o porque tienen ya cierta edad para hacerlo; y otros lo hacen acompañados de vecinos y amistades, pues sus padres tienen que trabajar en esos horarios.
En sí esto no es un problema… siempre y cuando se les haga entender a estos infantes y adolescentes y a sus cuidadores que es en la calle donde resulta imprescindible el uso de la mascarilla. Ya hemos visto algunos que apenas salen de la escuela se la retiran, como si esta medida fuera exclusiva del centro educacional.
Por otro lado, en estos momentos en que nuestra hermosa ciudad ha restablecido sus dinámicas culturales los fines de semana en avenidas y parques, se hace necesario que tanto los familiares, como los niños y jóvenes no pierdan la perspectiva de que la Covid está y aunque estemos vacunados aún hay riesgo de padecerla, de ponernos graves y hasta de morir.
Para divertirse y disfrutar no hay que violar, al contrario, es preciso seguir las reglas para mantenernos sanos: el nasobuco hay que usarlo y usarlo bien; el distanciamiento hay que mantenerlo, y si presenta algún síntoma, usted tiene que aislarse y no participar en ninguna actividad.
Hay que festejar, salir y sentirse bien, pero hay que hacerlo con disciplina, orden, responsabilidad, autocuidado y prevención, para que la ciudad se recupere y nos entregue toda la alegría de siempre.
Fuente: Periódico Sierra Maestra
