La compleja situación epidemiológica que vive la provincia de Santiago de Cuba, provocada por la Covid-19, aplicó para pasar a Transmisión Autóctona Limitada, debido a que tres de sus municipios están en esa fase (Santiago, Palma y Mella) lo cual es una realidad, no una ficción.
Respecto al tratamiento salarial en los municipios en Transmisión Autóctona, para los trabajadores que no quede otra alternativa que declararlos interruptos, según expresó el Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, se le pagará el 100% el primer mes y el 60% los meses siguientes, en caso de que el 60% no llegue a los 1 528 se le va a pagar al trabajador ese monto.
A los Trabajadores por Cuenta Propia que no puedan ejercer su actividad se le dará tratamiento crediticio, es decir, el TCP pide un crédito y lo amortiza una vez que comience a trabajar. La población sigue pagando los servicios de agua, gas y corriente.
La realidad supera la ficción más elaborada, con la ventaja de que no hacen falta superpoderes para transformarla, es suficiente ser consecuente con el instinto de conservación propio y de protección a la familia. Depende de nosotros.
Colapsan los sistemas sanitarios y hospitalarios de grandes ciudades del mundo, en Brasil, México, Estados Unidos, España y Francia no alcanzan los balones de oxígeno, las camas ni los espacios para guardar cadáveres que ya suman los dos millones. Hace un año pudiera creerse que lo anterior era una sinopsis al estilo "Resident Evil" pero no, es la vida real, es nuestro propio mundo.
Cuba lleva cuatro días superando los 500 casos, con 17 mil 96 confirmados hasta la fecha; nuestro sistema de salud, depositario de la voluntad política de la dirección del país y de la acción del Gobierno no colapsará, pero el mayor riesgo, la mayor tensión se la ponemos nosotros, porque es harto conocido que la responsabilidad individual y el cuidado de la familia determina la expansión o no de la pandemia, cuando en Santiago de Cuba los pacientes de Covid-19 cada vez sufren efectos más violentos de la enfermedad.
Por Yuzdanis Vicet
