El 18 Plantas de Martí y La Central de la ciudad de Santiago de Cuba es una de las zonas rojas donde afectó la COVID-19. Allí jóvenes laboran incontables horas diarias para ayudar a otros. Esta es una experiencia de solidaridad, la mejor cura en tiempos de pandemia
Ellos han readaptado sus estilos de vida durante 15 días a las restricciones de la cuarentena para proteger su vida. Formas de actuar y gestos que son sinónimos por antonomasia de solidaridad. Desde que el 18 Plantas de Martí y La Central de la ciudad de Santiago de Cuba tuviese un caso positivo a la COVID-19, los vecinos del edificio han modificado su diarismo a la nueva realidad.
Uno de sus residentes, Jorge Orestes Reyes Mariño, relata cómo de regreso en una tarde del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas, donde es Administrador de Redes, recibió la noticia y, desde entones, se propuso ayudar de alguna forma a otros más necesitados.
Él junto a cinco voluntarios pertenecientes a la Unión de Jóvenes Comunistas y al Partido del “18 Plantas...”, custodian la entrada divisoria por una cinta, y son los responsables de atender las necesidades de cada apartamento. “Asistimos en la compra y traslación de los productos de aseo o alimentos que falten en cada uno.
“Desde el gas, medicamentos, la venta de dulces traídos de las panaderías-dulcerías estatales, y el velar porque todos cumplan con las medidas de permanecer en su casa y que nadie salga o entre a excepción del personal de la salud, son algunas de nuestras funciones.
“Nos movemos a través del ascensor, que también es higienizado y sólo pueden permanecer de dos a tres personas para conservar el debido distanciamiento”, añadió Reyes Mariño.
Así afirmó este joven de 27 años, quien porta constantemente nasobuco, gorro de protección, guantes y botas quirúrgicas. Pudo constatarse, de igual forma, la estricta ejecución de los protocolos de saneamiento todas las mañanas, en las cuales se higieniza con equipos de descargas de soluciones cloradas para la limpieza de toda la instalación.
Cuentan con médicos disponibles que realizan con sistematicidad las pesquisas. A estos se suman especialistas de Higiene y Epidemiología, y la organización del trabajo constante asistida por el Delegado y los integrantes de la dirección del Consejo de Vecinos y los Comités de Defensa de la Revolución.
Así transcurre el día de Jorge Orestes, se levanta desde las primeras horas de la mañana y continúa en el frente de la zona roja hasta la tarde. Decidido a no cejar en su empeño hacia los otros, da fe en su historia de que la solidaridad constituye, en tiempos de pandemia, una cura imprescindible.
Fuente: Periódico Sierra Maestra
