Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)
La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) tiene como objetivo asegurar la unidad de los jóvenes cubanos, movilizarlos en torno a la Revolución socialista y contribuir a su educación. Estos principios rectores de la organización no sólo son para su membresía, sino también los extiende a toda la juventud, la cual representa y vela por sus intereses.
Misión
Asume la formación comunista de las nuevas generaciones, sustentada en el patriotismo, la fidelidad al Partido Comunista de Cuba, la defensa de los más altos valores humanos y el espíritu profundamente antimperialista e internacionalista que ha distinguido a la Revolución Cubana; propiciando la participación consciente y entusiasta de todos los jóvenes en su obra, expresado en el estudio, el trabajo y la defensa de la Patria, simbolizados en su emblema, a través de los paradigmas: Mella, Camilo y el Che.
Fundación
Fundada el 4 de abril de 1962 a sugerencia de Fidel Castro Ruz, constituye la organización política de la juventud cubana. Fue el resultado de un proceso de unificación de las distintas organizaciones juveniles existentes en ese momento; su antecedente más inmediato fue la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR).
Su objetivo principal está en la continua preparación cultural, política e ideológica de los jóvenes cubanos en función de seguir consolidando las conquistas de la Revolución Cubana, así como la formación integral y multifacética de las nuevas generaciones, por lo que las actividades están dirigidas a toda la población joven del país.
En la primera mitad de la década de los 90, con el propósito de salvar las conquistas del socialismo, la UJC contribuyó a la educación de la juventud en una cultura de resistencia. Se realizaron numerosas actividades que movilizaron a la juventud y mantuvieron en alto su moral.
Como vanguardia de la juventud cubana:
1. Defiende la dignidad y la libertad de los cubanos, convencida de que el socialismo es la única perspectiva de desarrollo, justicia social y democracia en una patria independiente y soberana.
2. Asume el principio de no claudicar jamás frente a la amenaza del imperialismo y de los que desde nuestro país le hacen el juego.
3. Defiende, sin menoscabo, la unidad y el respeto a la pluralidad de puntos de vista en el seno de la Organización y fuera de ella, en aras de que prevalezcan siempre la honestidad, la honradez, la valentía política, la objetividad en los análisis y que estos reflejen los valores, las luchas y condiciones de nuestra sociedad.
4. Es internacionalista y profundamente solidaria con las causas más justas de todos los pueblos y con sus compañeros de fila.
Emblema de la UJC
Para crear el emblema de la Unión de Jóvenes Comunistas, se convocó a un concurso nacional, del cual no se obtuvieron los resultados deseados; entonces se le entregó la tarea de confeccionarlo al compañero Virgilio Martínez, en aquellos momentos el director artístico de la revista “Mella”.
Desde los primeros instantes, se tuvo presente la gran responsabilidad de conformar un emblema que reflejara los anhelos de nuestra organización juvenil, y la representara como tal. Otro aspecto que hubo de tenerse en cuenta fue el estilo artístico a escoger; había no sólo que contextualizarlo, sino también prever que el desarrollo posterior de las artes plásticas no lo situara fuera de época, por eso se optó por una variante clásica del diseño.
La integración de los perfiles de Julio Antonio Mella y Camilo Cienfuegos, marcan la continuidad histórica de las luchas revolucionarias de nuestra juventud; son dos figuras cimeras de un mismo proceso en momentos diferentes. La composición formal del emblema subraya este acontecimiento cuando, de alguna forma, nos recuerda el símbolo de la Juventud Socialista, organización juvenil del viejo Partido Socialista Popular.
Los colores utilizados: rojo, blanco, azul y verde, juegan con los de nuestra Bandera Nacional y el uniforme verde olivo del Ejército Rebelde; el predominio del rojo destaca el carácter de la organización y su posición ideológica.
El estudio, el trabajo y el fusil, resumen, en un lema, las tres tareas más generales que la Revolución ha puesto en manos de los jóvenes, desde el 21 de octubre de 1960, fecha en que se celebró la Primera Plenaria Nacional de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, evento en el que se integraron en una sola todas las organizaciones juveniles del país.
Ese día, en su discurso inaugural, el entonces Presidente de la República de Cuba, Dr. Osvaldo Dorticós, aunó en estas tres palabras el espíritu de aquellos momentos:
“…el porvenir de la Patria os pertenece; a estudiar, a luchar, a combatir. Estudio, trabajo y fusil, jóvenes rebeldes de Cuba”.
Lo que debe tener un Joven Comunista
Lo primero que debe caracterizar a un Joven Comunista es el honor que siente por ser Joven Comunista, ese honor que lo lleva a mostrar ante todo el mundo su condición de Joven Comunista, que no lo vuelca en la clandestinidad, que no lo reduce a fórmulas sino que lo expresa en cada momento, que le sale del espíritu, que tiene interés en demostrarlo porque es su timbre de orgullo.
Junto a eso, un gran sentido del deber, un sentido del deber con nuestra sociedad que estamos construyendo, con nuestros semejantes como seres humanos y con todos los hombres del mundo. Sumado a eso, su gran sensibilidad ante los problemas, frente a la injusticia, su espíritu inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya dicho quien lo haya dicho.
Plantearse todo lo que no se entienda, discutir y pedir aclaración de lo que no esté claro, declararle la guerra al formalismo, a todos los tipos de formalismos. Estar siempre abiertos para recibir las nuevas experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad que lleva muchos años avanzando por la senda del socialismo a las condiciones concretas de nuestro país, a las realidades que existen en Cuba. Y pensar todos y cada uno cómo ir cambiando la realidad, cómo ir mejorándola.
El Joven Comunista debe plantearse ser siempre el primero en todo, luchar por ser el primero, sentirse molesto cuando en algo se ocupa otro lugar, y luchar por mejorar, por ser el primero.
El espíritu de sacrificio también debe ser notable, no solamente para las jornadas heroicas sino para todo momento, sacrificarse para ayudar al compañero en las pequeñas tareas, para que cumpla su trabajo, para que pueda hacer sus deberes en el colegio, en el estudio, para que pueda mejorar de cualquier manera. El Joven Comunista no puede estar limitado por las fronteras de un territorio.
El Joven Comunista debe practicar el internacionalismo proletario y sentirlo como cosa propia, más aún para Nuestra América, para otros países del mundo que luchan también en otros continentes por su libertad, contra el colonialismo, contra el neocolonialismo, contra el imperialismo, contra todas las formas de opresión de los sistemas injustos.
Para alcanzar eso, hay que trabajar todos los días y sentirse de corazón un Joven Comunista.
Ingreso a la Organización
El ingreso es de carácter voluntario y selectivo. En ella militan más de 500 000 jóvenes y la proyección de su trabajo va más allá de sus miembros, está dirigida a toda la población joven del país.
El ingreso en la organización es en edades comprendidas entre los 15 y los 30 años. En el caso de los de 15 años, se les otorga el carné sólo a aquellos que presentan una excepcional conducta ante el estudio, el trabajo, y su desarrollo principalmente como estudiante.